La Canción De Cazarrabo(v.1)

Entre los miembros de la Comunidad de felinos, la tenue línea que dividía la vigilia de los sueños constituía sólo un muro de aparente irrealidad. Sabían que la caza producida en sueños no satisfacía el hambre y que las peleas soñadas no dejaban cicatrices, pero reconocían también que los sueños ofrecían también una forma de sustento e inspiración para enfrentarse al mundo real. La Comunidad era consciente de que dependían de estos hechos soñados tanto como de la comida y del agua. Y que, a pesar de que todos los miembros integrantes tenían los sentidos muy aguzados, sólo unos pocos se convertirían en Oel-var'iz o Visionarios: los elegidos, los gatos que obtendrían un desarrollo de su sagacidad muy superior a la media... Como Fritti Cazarrabo. Un gato destinado a ser Visionario, a quien el tiempo moldearía de ser un minino travieso, hasta despertar en el futuro con la sagacidad de un felino sorprendente. Este preciado don largamente esperado sólo se revelaría en Fritti cuando, en extrañas circunstancias, empezaron a desaparecer muchos de sus amigos de la Comunidad, en especial, con la pérdida de la hermosa Pata Suave, su aterciopelada amiguita de toda la vida. Iniciando un largo viaje en su búsqueda junto a un viejo gato pardo de nombre Comebichos y al juguetón Saltarín, Fritti tendría que enfrentarse a su propia odisea y La canción de Cazarrabo convertiría en realidad su destino como Visionario. Su viaje le llevaría hasta la Corte de la Reina de los Gatos... ¡El mismísimo infierno gatuno!